El disco Lo que no te dije de Natalia Tabilo tiene un único y gran tema: el amor. Se trata de un amor abstracto que no podríamos ubicar geográfica ni temporalmente. No hay nada que nos permita pensar que quien canta es chilena o que tiene 24 años. En No son para ti menciona unas cartas de amor y de manera difusa nos hace pensar en un teléfono que probablemente envía mensajes de texto y puede hacer llamadas, aunque en estricto rigor una llamada y un mensaje pueden realizarse sin un teléfono. El teléfono como única marca histórica muestra lo poco concretas de estas canciones. Si bien hay camas, noches, cielos, suelos, miradas, piel y besos, ninguno de esos elementos ata estas canciones a una realidad específica. Quizá el inglés como signo de estatus en Empieza con T nos permita descartar muchos siglos de la historia universal. Que solo sepamos la primera letra del nombre al cual se dirige la canción habla de esto mismo. Lo que realiza Natalia con esta T misteriosa es lo mismo que José Saramago en su Manual de pintura y caligrafía, cuyo protagonista se llama S:
“Darle nombre es fijarlo en un instante de su transcurso, inmovilizarlo, quizá en desequilibrio, darlo desfigurado. [...] Cualquier nombre que empiece por esa inicial puede ser el nombre de S. Todos son sabidos y todos inventados pero ningún nombre le será dado a S.: es la posibilidad de todos ellos la que hace imposible la elección de uno” (25).
La conclusión de todo lo anterior es bastante obvia. Estamos ante un disco absolutamente pop que se dirige a un público muy amplio, aquel que haya sentido amor alguna vez, no importa si en Chile o en Tombuctú, si en el siglo XXI o antes de Cristo.
Lo que sí se puede desprender del disco es una manera de enfrentar el amor. En las canciones de Natalia Tabilo el amor no es nunca una felicidad presente, sino que siempre es una proyección hacia el futuro o el recuerdo de un pasado difícil de abandonar. Como dice Denis de Rougemont que no es el amor de Don Juan, quien solo disfruta el presente, en el disco el amor es “esperar y acordarse” (288). El amor es siempre un conflicto, un deseo insatisfecho que se busca realizar o anular.
La única canción que podría entender el amor como una esperanza esSi me vieras tú, que igual podría entenderse como una dolida mirada hacia el pasado por la parte en que dice “si te fijas mañana yo ya no estaré rodando en tu cama”. Por la reciente mención a los sueños en esa misma estrofa, supongo que este rodar en la cama forma parte de ellos (la imagen de rodar en la cama puede ser infantil como una vuelta de carnero o puede ser culta, como una referencia al andrógino platónico, ese ser esférico que unía las medias naranjas que Zeus separó). Todos los otros temas se refieren a un amor finalizado del cual quien canta se intenta recuperar o demostrar con excesivo orgullo haberlo superado. Ejemplo de lo primero serían En calma,Para no sentirme así, Te puedo extrañar y Por qué. Entre las orgullosas tenemos Borrar tu soledad, No son para ti, Me elijo a mí,Empieza con T y Ya no fue.
Las canciones que llamo orgullosas son tan dolorosas como las otras, y lo digo pensando también en temas de otros artistas. Por ejemplo, Norah Jones canta en una de sus canciones más bellas, al final delFeels like home, “I don’t miss you at all”. El verso, y toda la canción, podrían parecer literalmente orgullosos. ¿Pero quién necesita decir a alguien que no lo echa de menos? Solo quien sí lo echa de menos porque ni siquiera está dirigiéndose realmente a ese alguien. Norah Jones se dice a sí misma I don’t miss him at all, intenta convencerse con falso orgullo de que no echa de menos a su ex. Volviendo a Natalia, un ejemplo muy claro de esto se encuentra en la canción Me elijo a mí. Por el lado del orgullo tenemos “corre lejos de aquí, yo no te seguiré, hoy me elijo a mí”. Por el del dolor está el verso inmediatamente anterior: “te burlaste de mí y yo ahí me quedé sin nada que decir”. ¿Se elige a sí misma quien se quedó sin nada que decir cuando se burlaron de ella? ¿Decide ordenar al otro que corra lejos o la orden es más bien una petición resignada, una que adapta los deseos a una realidad preexistente? Una versión mucho más evidente de esta contradicción se encuentra en No son para ti, que empieza cantando “si escribo canciones de amor esta noche, no creas que son para ti”. Cantando le dice a alguien que ya no le está cantando más.
En estos dos temas se da otro fenómeno, el de negar la felicidad o realidad del amor que se intenta superar. En No son para ti dice al ex con demasiada simpleza sobre las cartas que le escribió: “no creas que de verdad lo sentí” sin dejar en claro a qué se refiere ese “lo”, que interpretamos como el contenido de las cartas. El mensaje sería que nunca sintió las cartas de amor que le escribió. Es simple porque consiste en una salida infantil de quien ha sido tomado en serio por una acción y, avergonzado por ella, se excusa diciendo que fue una broma o una mentira. Más interesante es lo que dice en Me elijo a mí: “casi tres años contigo y no me tuve a mí”. Aunque el gesto es básicamente el mismo, aquí al menos se dice algo más creíble, pues al terminar una relación uno puede descubrir dimensiones de sí mismo que había perdido por la vida en pareja. Sea o no cierto, es un buen pensamiento que permite sentirse mejor solo que acompañado. De hecho, esa es la función que cumplen estas canciones, que quien canta se demuestre que estuvo bien terminar, que no se necesita al ex.
Las canciones del recuerdo doloroso utilizan otra técnica para estar mejor, que es la búsqueda de una explicación. De manera general, se persigue una calma, la de quien no siente amor por nadie. “Quisiera no sentirme así, saber que todo terminó” dice una de ellas. “Solo te puedo extrañar” dice otra. Y está En calma, sobre lo difícil que es olvidar a alguien. La búsqueda de una explicación hace que la última canción del disco se llame Por qué. Este tema podría haber sido el mejor del disco si se hubiese atrevido a terminar con solo la voz y el piano (como la canción de Norah Jones que tanto me gusta). Aquí no hay orgullo ni interpretaciones de un fácil optimismo para quien sufre una pena de amor, sino que la desnudez que pierde la música con la aparición de la banda se mantiene en la letra hasta el final. Alguien que mira y escucha, que espera y que busca. Se trata de la representación más convincente del disco sobre el conflicto amoroso, al cual ya se han dado nueve soluciones que en la décima canción se descubren insuficientes. Después del orgullo y la pena, solo queda la perplejidad ante un sentimiento incomprensible.
Queda una pregunta final. ¿Qué significa el título Lo que no te dije? Por el contenido de las letras, podríamos suponer que lo no dicho es un sentimiento amoroso que persiste. El disco podría entenderse como una manera de decir cosas que fuera de él son indecibles. Sería una confesión personal, pero ya vimos que en estas canciones no parece haber una persona concreta, sino una mujer abstracta interesada en el tema de los quiebres amorosos, como siempre dicen que es Taylor Swift. Hace más de cuatro años, cuando entrevisté a Natalia para escribir una reseña sobre su My Space, ella me contó que solo las personas que la conocían muy bien eran capaces de descubrirla a ella en sus canciones. Después de la entrevista y la reseña, fui su pololo por más de dos años y medio y nunca encontré esa semejanza. Esto puede deberse a que no la conocí tan bien o a que estuve con ella en un periodo que no aparece en sus canciones, el del amor vivido en presente y no en futuro ni en pasado. Yo creo que la explicación es otra. Sospecho que Natalia no está en sus canciones, quizá porque así es el pop, muy abierto para que todos puedan entrar en él y para que, al mismo tiempo, nadie sea perceptible en él. Pienso que por eso el disco se llama Lo que no te dije. Porque en su vida ella es una persona y en sus canciones es otra, la que no te dijo.
Fuente: http://unasolaventana.wordpress.com/tag/natalia-tabilo/